#FiestaDelCine nº3: "Ocho apellidos vascos"

Como ya he comentado mil veces por las redes sociales, los cines de mi pueblo son pequeños y suelen echar las sobras de los cines colindantes. Pero tengo mucha suerte porque a veces tiene estrenos simultáneos, no tengo que coger ningún medio de transporte para ir y se acoge a todas las ofertas como la Fiesta del Cine o los Miércoles de Cine.

No, esto no es una oda a los Multicines de mi pueblo, no. Os he puesto en situación para deciros que ayer tuvo lugar un gran acontecimiento: en la sesión de las 20.30 la sala uno, donde se proyectaba 8 apellidos vascos, tuvo que colgar el cartel de "AGOTADAS LAS ENTRADAS". Tal gesta no ocurría desde el estreno de Titanic y los cines estaban recién abiertos. Que volviese a ocurrir ayer y con una película española me deja con las paticas vueltas, pero con razón señores. 

8 apellidos vascos es una comedia como la copa de un pino. Es cierto que recurre a tópicos que ya todos tenemos más que conocidos, pero eso es al fin y al cabo lo que nos hace tanta gracia. Dani Rovira se sale por los cuatro costados (nunca lo puse en duda, en un drama no me mojo, pero la comedia se le da bien), pero es que además tiene a su lado a una Clara Lago que borda su papel, como siempre que actúa, y para mí el que es el otro pilar básico de la película: Karra Elejalde. Rovira y Elejalde forman un equipo "de la hostia" hasta el punto de que duele la tripa de tanto reír.

No nos olvidamos de Carmen Machi, los dos amigos andaluces de Rovira interpretados por Alfosno Sánchez y Alberto López (graciosísimos) y media plantilla de Vaya Semanita. 

Sinceramente, si eres de los que no te hacen gracia los chistes de "esto era un gallego, un vasco y un catalán" o si te cabreas cuando en la tele hacen una caricatura básica y absurda de un personaje según su acento o costumbres, no te va a hacer gracia. Dejemos la política, la ironía, la crispación y la mala baba fuera, por una vez. Respiremos hondo y disfrutemos sin más, sin darle vueltas, sin buscar una mala intención en cualquiera de los chistes, porque no lo hay. No creo que hoy en día nadie se crea que todos los vascos son brutos, secos y radicales; del mismo modo que no todos los andaluces son vagos y graciosos o los gallegos incultos y peleles. Si alguien todavía se cree que estos estereotipos son verdad, pues tampoco merece la pena que nadie pierda el tiempo en sacarle de su error. 

¡Disfruten del humor que para eso está!