jueves, 26 de junio de 2014

"La maldad usa muchas máscaras"

Mis clases de literatura universal sirvieron, principalmente, para dos cosas: para conocer a mi mejor amigo y para maravillarme con esa línea tan fina y extraordinaria que une novelas y cine. A finales de primero de bachillerato, mi profe de universal (Marga) decidió ocupar esas clases de finales de junio analizando dos obras y sus adaptaciones cinematográficas. Una era Dublineses (Los Muertos) de James Joyce y la otra, La leyenda de Sleepy Hollow de Washington Irving. 

El análisis de esta última obra consistía en la lectura del propio cuento, ver la versión que Disney llevó a cabo en 1949 y finalmente, el visionado de la versión de Tim Burton. El excéntrico director dio una vuelta de tuerca a ambas representaciones anteriores, tomando inspiración de ambas, rindiéndoles un digno homenaje y convirtiendo un cuento de terror en una auténtica leyenda. 



Ichabod Crane es un agente enviado a la villa de Sleepy Hollow para investigar una serie de extraños asesinatos. Los cadáveres presentan todos la misma característica y es que todo ellos han sufrido una decapitación y las cabezas no aparecen. Ichabod, un hombre un tanto aprensivo y de ciencias puras, se toma a risa la hipótesis que toda la villa tiene sobre los asesinatos: un jinete decapitado que a vuelto del Averno en busca de su cabeza. El protagonista (fantásticamente representado por Johnny Depp) no cree en esas historias, pero esa lúgubre ciudad, sumida en una perpetua niebla, cada vez pierde a más habitantes y suceden cosas de lo más inexplicables. En escena aparece Katrina Van Tassel (Chrsitina Ricci) que se convertirá en el punto débil de Crane, que comienza a descubrir, con la ayuda del joven Masbath (Marc Pickering), que todas las siniestras muertes forman parte de un complot y que todo ello parece tener una explicación del Más Acá. 



Tim Burton sabe como infundir miedo. Si hasta este momento había teñido todo lo que había hecho con tintes góticos y cierta siniestralidad que solo amedrentaban a los que eran niños en los 90, con Sleepy Hollow consigue que te cueste un poco más tragar saliva. Mérito que debe compartir con su amigo Danny Elfman, pues aunque no deja de lado sus conocidos coros angelicales, transforma su partitura en una potente arma que, en ocasiones, pone los pelos de punta.
Burton no quiso hacer una versión a su medida desvirtuando las anteriores, que comparadas con la suya, quedan descafeinadas y ni dan miedo ni ponen la piel de gallina. Así que, adereza la película con una escena que es clave en el relato de Iriving, en la que Brom Van Brunt (Casper Van Dien, ¿dónde se ha metido este chico?), pretendiente de Katrina, va tras Ichabod disfrazado de jinete sin cabeza. En esta misma escena, Ichabod se asusta con unos ruidos extraños que lo asaltan al pasar el puente de madera, pero pronto descubre que no es más que un sapo. La primera referencia u homenaje corresponde con el final del cuento de Irving y la última referencia es tomada de la versión de Disney, que de hecho se titula La leyenda de Sleepy Hollow y el señor sapo, haciendo referencia al pequeño anfibio causante de los miedos del pobre Ichabod. Pasada esta escena, Burton se regodea en el miedo e inventa una propia leyenda que desde ese momento tomamos como "la verdadera leyenda de Sleepy Hollow". 

Las dos introducciones me parecen obras maestras y me explico: existe una escena pre-créditos en la que Peter Van Garret (Martin Landau) es perseguido por el jinete. No hay diálogos, solo niebla, música y el hacer del jinete. Pero tras presentarnos a Ichabod, la fórmula se repite en los créditos iniciales, momento en el que Ichabod Crane se traslada de Nueva York a la aterradora villa. 
Los homenajes no solo se reducen a mentar momentos claves de las anteriores representaciones, sino que hacia el final podemos ver el molino de los Van Garrett ardiendo en lo que yo entiendo como un homenaje a Frankenstein. 
No me olvido de la escasa presencia, pero aterradora, de Christopher Walken, el jinete cuando está en todo su esplendor, es decir, con la cabeza en su sitio. 

Como detalle curioso mostrar que al final de los créditos iniciales, cuando Depp entra en Sleepy Hollow, podemos ver un cerramiento que a mí, personalmente me resultó familiar. 




Una de las localizaciones de esta película fue Surrey, donde casualmente se rodaron las escenas finales de Skyfall, las referentes a la casa donde se crió Bond. El cierre no es exactamente el mismo, pero la niebla y el uso de los ciervos como guardianes del lugar es algo que también podemos ver en la película del agente secreto. 

Aquí os dejo el enlace donde encontraréis la versión que Disney hizo del cuento de Irving. 
https://www.youtube.com/watch?v=2juyKJ0C7aM

**Yo, que en esto del marketing soy un hacha (nótese mi ironía, soy gallega, no lo olvidéis), he decido publicar la crítica de Sleepy Hollow hoy que cierta cadena estrena la primera temporada de la serie. Algo me dice que la estrategia publicitaria ha sido cosa de la cadena y no mía, pero...que leches, me voy a tirar algunas flores. Espero que os haya gustado. 

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho tu crítica y que sepas que con esta película soy muy exquisita porque es mi favorita de Tim Burton :)

    Por cierto, lo de tu profesora de literatura, me ha llegado al alma. Qué pena que no haya más profesores así.

    Saludos
    Miryan

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    Respuestas
    1. Tienes toda la razón. A veces, los profesores no saben hasta que punto pueden llegar a influirnos!!!
      Gracias y me alegro que te haya gustado!!
      Un saludo

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Gracias por tu comentario!

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