El quinto poder

Demasiado pronto.
La historia de Wikileaks no está terminada y Julián Assange sigue dando que hablar. Esa podría ser una de las mil razones de por qué esta película es el estreno con menos recaudación de 2013. 
Como era de esperar El quinto poder nos cuenta una historia que todos conocemos, pero que no ha terminado aún. Además, la visión que se da en este película es solo una parte del "tinglado", ya que se basa en el libro escrito por Daniel Domscheit - Berg, ex-socio de Assange, y quizá sea una versión algo sesgada.

Si Wikileaks es un acierto o no y si Assange es un soberbio engreído hecho a sí mismo, eso no lo puedo debatir yo, porque sinceramente no tengo ni la menor idea.
Pero de lo que si puedo hablaros es de esos dos gigantes que comparten escena tras escena: Benedict Cumberbatch y Daniel Brühl. Para poder apreciar del todo el trabajazo que lleva a sus espaldas Cumberbatch se debe ver en V.O, ya que Assange es australiano y además tiene un cierto seseo que aquí el actor inglés consigue evocar bastante acertadamente. Brühl tuvo contacto directo con su homónimo en la vida real, aunque creo sinceramente que tampoco le hubiese hecho falta. Daniel Brühl es un actor que me fascina desde Goodbye Lenin!, no hay un trabajo suyo donde lo vea flaquear, bajar el ritmo, aunque la película a veces sea de baja calidad (en comparación a su talento). Creo que como ocurre muchas veces, es un actor aclamado por el público y poco conocido en "las altas esferas" (la no-nominación como secundario en los últimos Oscars tiene tela), pero que seguirá mostrándonos esas impecables interpretaciones a las que nos tiene acostumbrados, ya sea en castellano, alemán o inglés. 
Entonces, ¿qué ha ocurrido? Una película dirigida por Bill Condon, protagonizada por Cumberbatch y Brühl, co-protagonizada con Laura Linney, Stanley Tucci o David Thewlis, pero a la que creo que le falta tiempo de cocción. Quizás si hubiesen esperado un par de años más, hubiesen recabado más información y no solo una visión sesgada de la historia, quizás hubiesen conseguido una película con mucho más ritmo y provocadora. Pero muchas veces el ansia de querer contar la historia en paralelo a lo que está ocurriendo, se acaba cayendo en un agujero de gusano que uno no sabe ni por donde entró ni donde está la salida. 

Apta para aquellos que disfruten con las habituales interpretaciones de los dos protagonistas, pero se os quedará un regusto de insatisfacción.